lunes, 6 de julio de 2009

El chongo que no entendió las reglas

Lo peor que te puede pasar es que tu chongo quiera ser algo más que eso. Que el verse una vez por semana, el sólo hablar por mensaje o por chat, le sea poco. O sea, que ese chongo quiera ser tu novio. ¡Dios mio!
Creo que cualquier mujer que haya seguido este blog, sabe que el chongo no da amor sino sexo; no llama sino manda sms (ejemplo de un típico mensaje chonguístico: “no tengo amigos con quien salir hoy, ¿querés que nos veamos?”); no te pregunta por tu familia, a duras penas sabe que tenés una hermana más grande de la cual ya preguntó si estaba tan buena como vos; no tiene idea de qué estudias, sólo sabe que es algo relacionado con números, y ni que menos que tenés segundo nombre. En fín, el chongo es eso: un pibe con el que pasas UN buen momento (y creo que no hace falta aclarar qué momento).
Pero claro, es cierto que siempre pensamos que algún día todo eso puede darse vuelta y que esa relación light, free, de cero compromisos, se convierta en algo serio, alguien para presentarle a la abuela. Aunque… guarda! Ojito!!! Porque el que vos querías que pase para el lado de los novios, no lo hizo. Obviooooo! ¡¿Vos que te pensabas?! ¡¿Que te iba a amar?! ¡Noooo, jamás! Él nunca lo pensó (nunca se puso a analizarlo siquiera) y así fue como un día, sin previo aviso, se marchó para nunca más volver (o al menos hasta que la otra boluda lo flete).
Es así que en este momento aparece el tan famoso “clavo que saca a otro clavo”. Y bueno, accedimos a ese chongo, que nunca te convenció (en realidad no es esa la palabra, sólo era demasiado bueno, viste que a nosotras sólo nos gustan los “malos”) pero que en este momento te venía genial para sacarte al imbécil de la cabeza. ¿Qué pasó? Un sábado aceptaste salir con él, y de a poco se fue convirtiendo en el chongo del momento. Al principio todo re bien, te gustaba que te llamara o que comentara tus fotos en el facebook, te parecía algo novedoso, te creías divina, ¡por fin uno bueno! Pero esa sensación de gusto duró tan sólo dos semanas... El chongo se puso denso, pesado. No paraba de mandarte textos, te hablaba cada vez que te ponías online y también cuando estabas ausente, te preguntaba por tu vieja, por tu tía del sur y por el curso de grafología. ¡Nooo chongo, no entendiste nada! Porque en este caso, vos sólo querías un macho para pasarla bien, para olvidarte de aquel bastardo.
Por eso, no te quedó otra que empezar a esquivarlo pero el goma seguía apareciendo. Ya no sabías cómo sacártelo de encima. Te empezó a preguntar porqué estabas tan cortada, ¿es que acaso no conocés las reglas del juego chonguero, man? Te cansó su interés y lo mandaste a ese lugar que no existe pero al que mandamos a todos los que nos hartan. Y ahí te diste de cuenta que al final no hay nada que te venga bien. Que siempre quisiste que el chongo sea algo más, y cuando por fin llega uno que parece que te quiere, lo borrás de tu vida.
Así que, mujer, no digas más que soñás con tener un novio si todas sabemos que cuando aparece uno más o menos bien lo sacas carpiendo. No mientas más, el título de chonga ¡te encanta!