jueves, 6 de mayo de 2010

El chongo en cuotas

Pasa. Te comprás una cartera y como no tenés guita para pagarla toda en el momento, la sacás en cuotas. Suele suceder… Pero… ¿qué pasa cuando, en vez de llevar una cartera, te llevás un chongo en cuotas? 
A ver… Conocés a un flaco amigo de un amigo, charlan, está bueno, te cae bien… Después te lo volvés a cruzar un par de veces, siempre que salís con estos chicos, pero nada más… hasta el cumple de Agus, una amiga en común, donde lo ves y te saca a bailar… una mano lleva a la otra, “mira como te meneo”, “yo soy tu gatita” y la cosa termina en beso!!! “Guau, buenísimo” pensás vos, el pibe te cabe. Cuando se despiden, le das otro beso mientras por dentro sonreís y casi que decís “15-6……”, pero no. No hace falta que agregues nada, porque no te hizo ninguna pregunta… 
“Ta bien, listo”, creés vos, “no tenía una lapicera a mano”. Además, para qué me va a pedir el tel a mí si es obvio que se lo va a pedir a Agus, a Juani o a Seba? Tiene varios puntos de contacto, así que “seguro saca mi mail de la cadena del último asado y me agrega al msn”... En fín, te la creíste y te fuiste a dormir contenta a tu casa. Pero mmmm, nooo chiquitaaa, claramente nada es OBVIO en la vida de la Chonga, y ESO es lo que harías vos, pero no él. Pasan los días y terminás creyendo que su paso por tu vida ha sido como “Nico trasnochado”, sin pena ni gloria… Sin embargo, no está muerto quien pelea, y en la próxima salida con este grupete, te vuelve a buscar. Sí, y eso te confunde, porque vos creías que mucho no le habías gustado… Pero te busca, hasta que lógicamente te encuentra (coincidamos en que tampoco tuvo que buscar demasiado) y ahí de nuevo se besan. Esta vez la cosa sigue después del boliche y accedés a irte con él a la casa (¿fácil? Mmm, mejor accesible)… La pasás muy bien, te sentís cómoda, te quedás a dormir y al otro día te hace el desayuno, ¡un divino total! Vos ya estás perdida, porque con esas boludeces entregás rápido (el corazón, obvio)… Ya te imaginaste en el altar… 
Cuando te lleva a tu casa, vivís otro momento culmine porque, una vez en la puerta, y todavía dentro del coche, empieza “Naty…”. Tu corazón palpita que se viene algo grosso, mínimo que la pasó bien, que te quiere volver a ver, que tienen “buen feeling”, que le pases tu celu… pero no, a cambio de eso te llega un insípido “para el centro cómo salgo?”. Naaaa, te parece flaco??? 
Los días post-entrega estás esperando que te llame (sí, aunque no tenga tu teléfono), pero lo único que llega es un mensajito de Claro que te anuncia que tenés 2x1 en Temaikén… gracias Claro, sos un amigo! Total la boluda no tiene con quién ir, y encima es un mensaje con cobro revertido!!! Con el correr de los días, terminás llegando al triste pensamiento de “evidentemente, no le gusté” (o el más conocido “simplemente no te quiere”). La ecuación es clara: “pájaro que comió, voló”. 
Ahoraaaa, cuál será tu cara de sorpresa al percibir que, dos meses después, en el cumple de Juani, el chongo en cuestión vuelve a tener intenciones con vos??? Sí, señora, como si no hubiera pasado nada, como si ayer se hubieran visto, como si no fuera la simple casualidad la que los cruza… Claramente llegás a una conclusión: a este chongo hay que pagarlo en cuotas… pero: en qué momento me llevo el producto terminado??, el plazo fijo cuánto tiempo se extiende???, voy a terminar pagando intereses por esta operación?? Mmmm, no se sabe, esta batalla financiera puede darte pérdidas, y el consejo desde aquí, es simple, claro y contundente: cuando al chongo haya que sacarlo en cuotas, desistí, y compráte una cartera, que al menos sabés para qué te sirve, la llevás siempre con vos, y la cantidad de cuotas está prevista de antemano!!!!